Como mendigo prófugo y hambriento
nunca a rezar me paro en el camino,
puesto que no llevando pan ni vino
de procurar no paro mi alimento.
Y es que falto quizás de fundamento
la religión me importa ya un comino,
porque si hasta el prelado pierde el tino
todas sus profecías son un cuento.
Porque no admito credos diferentes
de incrédulo sutil igual me acusan
quienes con intereses se debaten,
tanto que pareciendo convincentes
de los más ignorantes hoy abusan
aunque repletos de dolor les maten.-
|