Cuando los límites a prueba pongo
dotado de actitud emprendedora,
nunca puedo admitir una demora
si no quiero que pronto huela a tongo.
Si puedo en la palestra no me expongo
evitando la espina más traidora,
que en el peor momento siempre aflora
para hacerme fiador de un buen rezongo.
Si prefiero vivir sin compromiso
lejos del sentimiento de la culpa,
será que mucho miedo ahora sienta
para tener que demandar permiso
sin recibir a cambio una disculpa,
que a perdonar me obligue tanta afrenta.
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