No quiero adivinar mi desventura
cuando ya los mendigos vociferen,
porque comer también a diario quieren
poniendo a masticar su dentadura.
Pues no quiero pecar de cara dura
porque mis versos la razón esperen,
y ojalá que mis nervios no se alteren
cometiendo quizás cualquier locura.
No quiero ni pensar por qué motivo
por la boca me salen los reproches
gran cantidad de veces alterados,
puesto que las reyertas las esquivo
y amante nunca soy de los derroches,
de las broncas , batallas o altercados.-
|