Como burro de carga maltratado
me educaron los linces del gobierno,
hasta hacerme vivir en el infierno
por rebelde y también por renegado.
Nunca sabré si fui tal vez malvado
primavera, verano, otoño, invierno,
que en pensar demasiado yo me alterno,
fácil por insumiso y desconfiado.
Hoy a la iglesia no daré las gracias
por apoyar un régimen fascista
donde campó el corrupto libremente,
produciéndole al pueblo las desgracias
de forma escalofriante y alarmista,
de forma, yo diría, irreverente.
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