Muy mal aceptaré mi austera vida
cuando el instante de partir me aterra,
como si hubiese de cruzar la sierra
con toda mi conciencia dividida.
Cuando seguramente me despida
borrando mi memoria de la tierra,
al verme involucrado en una guerra
de la que nadie aceptación me pida.
A nadie garantizo mi cordura
siempre y cuando consulte la almohada
previendo los impulsos de antemano,
porque dispuesto a hacer cualquier locura
casi podré dejar en la estacada
al más leal y fiel de los humanos.
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