No hablo de sentimientos entre hermanos
que se mezclan con luchas de poder,
cuando en la infancia fuera menester
y eran tan inocentes como sanos.
Digo de ahora en vernos ambas manos
cuando se acerca nuestro atardecer,
y es hora de cambiar de parecer
sin tener que acusarnos de tiranos.
Puede considerarse muy normal
que no quiera vivir de los recuerdos
si disfruto de un próspero presente,
porque estando a distancia del rival,
aunque fuera a través de los acuerdos,
nunca se para de mover la mente.
|