Si quisiera hablar de ti
amigo Noquis
lavaría junto al mar mis tardes solas
y en las aguas espumosas en tu idioma
el lenguaje escarpado de las olas.
Subiría al Mactumatzá
en la penumbra …
a cantarte en la calma adormecida,
bajaría al pesar de los pesares …
el triste tremolar de una marimba
y el vuelo sensorial de una paloma.
¿Cómo cantarte a ti amigo Noquis?
Poeta de los barrios de mi pueblo,
poeta de marismas… siempre inquieto,
viajero del Grijalva,
audaz y lisonjero,
escritor de mi Chiapas
decidor de mil verdades…
señor dicharachero
que enciende las farolas
con la yesca del tiempo tan sufrido,
amigo al fin… gozoso y pozolero.
Figueroa te mira agradecido
porque eres el rescate de su numen…
del campo, de la brisa y del rocío.
Sangre y luces tiene tu palabra
y corre como río
de Tuxtla a Cintalapa
y por toda la vertiente
del bosque humedecido,
de los pinares de la Sierra Madre,
del volcán que guarda cafetales
y de la selva lacandona
y aquellos tiempos
de vehementes soledades.
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