Ya perdido el placer por la comida
muy pronto puse mi cabeza al trote
y en buscarme la vida de repente
chamusqué mis pellejos a la brasa.
Siempre huí de los cándidos peligros,
tanto que apenas si me daba cuenta
que el tiempo se pasaba ya volando
como al toro la vida por el ruedo.
Pues hoy pretendo investigar a solas
con mirada perdida hasta las nubes,
barajando ansiedades con antojos
hasta que el cuerpo sin dolor aguante,
los embates violentos de este mundo
sin esperar tal vez mejor fortuna.-
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