Para vivir sin honra ni provecho
no tiendo yo mi sombra más profana,
de la manera más absurda y vana
que los jueces entienden en derecho.
Será que nunca a destrozarme el pecho
me expongo de la noche a la mañana,
puesto que no me da tal vez la gana
quedarme sin razón insatisfecho.
Porque la dignidad no se valora
en este mundo tan materialista
que a nuestro alrededor hemos creado,
tiempo sería de observar ahora
para seguir de cerca aún la pista
de nuestro palmarés acomodado.-
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