Cuando ya la verdad se tergiversa
con el ego, entra en lisa el interés,
volviendo las razones del revés
sin mirar los porqués y viceversa.
Y es que cuando la duda se dispersa
deja la libertad sin palmarés
para que no parezca descortés
si la flauta esta vez toca a la inversa.
Porque ni dios está nunca dispuesto
a mostrar sus flaquezas en el juicio
aunque tal vez se forre algún chiflado,
que de la ley se inventa un manifiesto
nada importa que sea un artificio
si al enemigo pega un buen bocado.
|