Con desapego miro a mi rutina,
con desgana trabajo, como y duermo,
tanto que ya resulto un paquidermo
sin apenas salir de su cocina.
Ni siquiera respondo a la vecina
cuando me pide que le encienda el termo,
pues quizás su marido muy enfermo
salir no le permite de la tina.
Pues en la vida mogollón me mata
resistir sin fortuna el mismo tajo
aunque me facilite la existencia
tanto que puedo hasta meter la pata
allí donde me manden al carajo
quienes sin juicio explotan mi conciencia.
|