¿De cuánta ayuda sirve muchas veces,
percibir de manera desigual
lo que una mente sienta de trivial,
víctima de sus propias estrecheces?.
Quizás seamos los peores jueces
que nos juzguemos siempre al natural,
cualquier tipo de fallo criminal
cuando hasta el rey reirá de sus memeces.
Mucho se sobreponen hoy los egos
al hacer del amor una trinchera
actuando a su manera la injusticia,
sin lograr descargarse los apegos
allá donde la joven primavera
siempre resulta la mejor noticia.
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