Si camino empeñado en denunciar
todo conocimiento maniobrado,
cuyo interés se arrime a mi sembrado,
no quisiera tener que lamentar
mi secreta omisión en el mirar,
que moviendo la testa hacia otro lado
no me perciba cándido y burlado
por recibir prebendas que contar.
Ya quisiera forjarme un sabio truco
por donde el pensamiento diligente
se escapara feliz y sin lamento,
porque no me sintiera muy caduco
por evitar el docto referente
a la espera de ver mejor momento.
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