No he de ser el eterno vagabundo
en busca de esa paz ensangrentada
que en principio parece denegada
para los prófugos de medio mundo.
Quiero encontrar afecto del profundo
de quien no pida nunca a cambio nada,
quizás que siempre siga la jugada
que me lleve al aprecio más rotundo.
Pues practicar una amistad sincera,
que garantice toda nuestra vida,
podría ser hoy el mejor tesoro
que cubra la sustancia más certera,
a resguardo de nadie que lo impida
al evitarnos su peor decoro.
|