Y quizás conmovido por el miedo
cargue con mi armadura por el mundo,
como si fuera un torpe vagabundo
que en cada esquina se chupara el dedo.
Seguramente del dolor procedo,
y en mis entrañas sienta muy profundo
ese sabor simbólico y rotundo,
que hace que yo deteste cualquier credo.
Tal vez me mueva escéptico sin duda,
y en soledad recorra mi camino
cuan largo y ancho sea este planeta,
pero será probable que no acuda
con mi razón a descambiar mi sino
ni viéndolo sacar de una probeta.
|