Cuidando casi siempre que mi pena
no salpique en la cara de la gente,
pongo mi soledad en cuarentena
allí donde mostrarme no es prudente.
No puedo pretender con la mar llena
mostrar mis desalientos de repente,
sin sacar mis deshechos de la arena
cuanta vida me pierdo por la mente.
Confundiendo vereda por camino
fácil que medio mundo no coincide
en callar algo más que sí murmura,
pues nadie antes de tiempo pierda el tino
a la espera de ver quien le convide
lejos de alimentar su desventura.
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