Y cómo sospechar quisiera a veces
que pudiese entender tanta desidia,
si por mucho que el diablo me fastidia
ni un ápice querré de estupideces.
Pues poco quiero yo saber de jueces
expertos sospechosos de la lidia,
donde su referente hoy es la envidia
recompensa que cobran bien con creces.
Pero como una sombra que me lleva
mi alma centinela sigue el rastro
de sus sanos y sórdidos anhelos,
viendo que su esperanza siempre nueva
le eleva hasta aquel tal ansiado astro
desde donde renacen los consuelos.
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