Bien que cumplo el papel desde mi nido
de comer y callar pagando impuestos,
quitando los obstáculos molestos
que me den lo comido por servido.
Entretanto retengo intervenido
cada uno de los llantos interpuestos,
si sólo habrán de vigilar los gestos
que me transmitan nombre y apellido.
Pues aunque el cielo muestre su descaro
sobre el terrible caos que me envuelva,
seguro que no habría quien se atreva
a sustentarme a crédito su amparo,
entretanto la rabia se revuelva
dentro de los dominios de mi cueva.
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