Mira que muestro todo mi cuidado
en poder traspasar cada desierto,
y por mostrarme airoso en mar abierto
no lo logro cruzar siquiera a nado.
Y lucho sin cesar siempre callado
aceptando con pena el desconcierto,
que cada vez que salgo al descubierto
me encuentro en el camino equivocado.
Porque si cosechando tempestades
algo de mí se queda en el camino
no descubro la dicha más incierta,
porque al acrecentar mis ansiedades
no logro desterrar cualquier destino
sin antes conocer toda la oferta.
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