Hoy no quiero vender mi piel barata
sin mirar bien primero hacia delante,
siempre midiendo el vértigo al instante
aunque el temor me apriete la corbata.
Porque ojalá no meta yo la pata
al tratar de pasar como arrogante,
y premios que no espere mi talante
acaso la avaricia va y los mata.
Pues tal vez si buscara otros refugios
más allá del calor de mis sentidos,
hoy mismo me pudiera contestar
con casi toda clase de artilugios
que superando todos los cumplidos
muy fácil me podría atragantar.
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