Si de la vida soy sutil reflejo,
cómo no me tendría que acordar
de niño las heridas aliviar
cuando nunca seguí ningún consejo.
Porque no quise verme en el espejo
cuyo brillo tuviese que borrar,
a costa de tener que maltratar
de cabo a rabo todo mi pellejo.
Porque de retozar sobre la tierra
lucen mis pieles múltiples fracturas,
que alimentan sin más pena que gloria
los instintos salvajes de mi guerra,
por no pagar a tiempo las facturas
en aquellos momentos de la historia.
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