Decidido a vivir sin más lamento
me propongo dejar atrás los chascos,
plantado pronto cara a mis atascos
y darle más confianza a mi talento.
Así que lata el corazón contento
sin tener que asumir penas ni fiascos,
porque supere todos los peñascos,
incluso caminando contra el viento.
Sin embargo los sueños me persiguen,
recordándole a todo mi semblante,
a veces imparcial y subjetivo,
que aunque del mismo infierno le fustiguen
mucho camino queda por delante
para no convertirse en fugitivo.
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