Cuando en la cama atajo un pensamiento
me despierto con mal sabor de boca,
porque fácil no sea una bicoca
y traerme me traiga algún tormento.
Igual porque al medrar sin fundamento
muchas veces el ego se equivoca,
confundiendo la liebre con la foca
lejos siempre de todo sentimiento.
Así camino escéptico adelante
por más que pan me pida algún mendigo
que de pena se tire por un puente,
pues sufrir no resulta estimulante
y menos sin contar con un amigo
que una muleta ofrezca de repente.-
|