Como chorizos rancios se defienden
porque sus propias mentes les traiciona,
será que la conciencia no perdona
y de sus malos hábitos dependen.
Quizás de honestidad nada comprenden
mientras tanto al contrario se arrincona,
hasta dejarle caos en la lona
tal como sus expertos recomienden.
Y tanto que el corrupto considera
que los jueces están a su servicio
si conservar pretenden sus trabajos,
por no verse tirados en la acera
al pretender investigar de oficio
las tretas de unos viles zarandajos.
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