Poema dedicado a mi tío abuelo
Don Rodulfo Figueroa Esquinca


¿Porqué oh Tuxtla, tu ser no pudo
surgir del barro, ángel valiente,
zurcir las nubes del sol candente,
matar la crisis de un desengaño?

Fuiste en tus tiempos el fiel santuario
de las verbenas y las posadas
y en cada casa eran tus hadas
las niñas santas del incensario.

¿Porqué oh Tuxtla, limpia y serena
te entregas pronta al cruel villano,
a tus palacios de cal y canto
los has cambiado por un guijarro?

De Figueroa fuiste la niña
y en mis abriles la casta novia
y en esta nueva tu palinodia
te atacan prontos cien mil horrores.

¿Porqué oh Tuxtla vergel de amores
te entregas triste al desamparo
de verte hundida, perdida en lodo
y sin el toque de tus honores?

Era tu río afluente hermoso
tus calles limpias sitial de historias
y en cada casa las suaves norias
sacaban agua de un ancho pozo.

Hoy ya no veo los papalotes
volando al viento en La Lomita
y desde luego crece mi cuita
al ver mi pueblo sin sus Quijotes.

Fuiste mi Tuxtla la voz secreta
del vuelo augusto de mis pasiones
y en un febrero entre canciones
le diste novia a este poeta.

Eres encanto de flor de mayo
un huerto hermoso de veraniego
y en cada noche tu limpio cielo
en las hamacas es mi desmayo.

Te han gobernado con cara dura
extraños hombres y a su manera
y en cada esquina mi fe te espera
para quitarte tanta atadura.

“¿Habrás cambiado? ¿Serás coqueta?”
pregunta el bardo de Cintalapa
y desde luego en cada etapa
los gobernantes te creen probeta.

Mi linda Tuxtla hoy te queremos
salvar de atroces crueles hoyancos
y darte entonces amores francos
y ser tus hijos cual más o al menos.

Estar contigo en tus vergeles,
limpiar tus calles, cuidar tu nombre
y desde luego aunque te asombre
darle a tu nido los oropeles.

Hoy me despido ángel de amores
con estos versos que el alma reza
y te regalo con mi tristeza
la rima franca de mis dolores.

Julio Serrano Castillejos