Vaya qué criticonas son algunas,
cómo le dan de gusto al policía
que atrapado con toda alevosía
en sus entrañas llevan en ayunas.
Tanto que reprimiendo sus fortunas
bien que se recrudece la ironía,
aunque esta boca nunca fuera mía
en las escenas menos oportunas.
Así siempre recuerdan al vecino
poniendo al más pintado de una pieza,
tal que se deja un gato en la estacada
abandonado en medio del camino
con toda la peor delicadeza,
que se pueda esperar, de una patada.
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