Para seguir comiéndose el centollo
al pueblo machacan la cabeza,
a menudo con fútbol y cerveza
aunque a nosotros nos parezca un rollo.
Así mientras el muerto se va al hoyo
no para de gozar la realeza,
aunque el mundo se quede de una pieza
observando el origen del meollo.
Y gracias demos por favor al cielo
porque el pueblo tolere el sacrificio
que a hablar no me pondré de preferentes,
si después de tomarnos bien el pelo
la justicia no actúa ya de oficio
sabiendo quienes son los delincuentes.
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