Cuánta razón me embarga cuando pienso,
si yendo con el traje de la pena
cortar me dejaría la melena
aunque a propósito me ponga tenso.
Pues pasa que me siento ya indefenso,
como quien condenado va la trena
y ve finalizada su faena
a la mitad de un descontrol inmenso.
Será que mis recursos no valoro
y por los suelos anda ya mi estima
como le pasa al resto de los mortales,
cuando por no enfrentarse con el toro
se revienta a comer como una lima
por más que aumente el colmo de sus males.
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