A esto le llaman calidad de vida,
al dormir con un ojo bien cerrado
y el otro abierto, dios, desconcertado,
si remedio no hubiera que lo impida;
al levantarse con el alma herida
buscando por doquier un abogado,
porque sentirse siempre atosigado
se me antoja de locos y suicida.
A esto le llaman hoy buscar fortuna,
entiéndase, escapar de los bribones,
que como afortunados tiburones
sardinas no nos dejan ya ninguna.
Si persiguen al pobre su riqueza
lo hacen con mogollón de sutileza.
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