Hoy los ojos voy donando
para que alguien pueda ver
las razones del deber
y también aves volando.
Si los riñones hoy dono
que tomaron tanto vino
vivirá en desatino
el que no sepa beber
lo que el dueño de esos dones
en las fiestas más alegres
destiló con sus riñones.
Hoy los labios dono bien
y los dono con dulzura
para el que sepa besar
con calor, sin amargura.
Mis manos si se las dono
a pintores postineros
a trianeros guitarristas
a escultores jaraneros
y a todos cultos, artistas,
que con ellas brindan gozo
a las niñas mas inquietas
a las damas de postín
y a las mujeres coquetas.
No puedo donar mis pies
ni mis talones tampoco
pues al cielo me los llevo
para jugar al futbol
con Maradona y el Coco,
con Casarín por ventura
con Pelé ya ni se diga
al derecho y al revés
y tropezar mi premura
con Cristiano el portugués.
Mi cerebro he de donar
a mis hijos, a mis nietos,
a mis parientes discretos
que saben por siempre amar.
Dono sí, mi casto ombligo,
tan cargado de emociones
como rueda de fortuna
para ver si sale de él
aunque sea muy parecido
a mis fieros entrecejos,
o tal vez como ninguno
un Serrano y Castillejos.
Dono ya mis dos oídos
que escucharon mil diatribas,
las historias oficiales
que escribieron desde arriba…
los pasajes más insulsos
de los discursos supinos,
y también las tarugadas
de los safios diputados
“escribidas” en Los Pinos.
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