Igual se funde el hambre con las penas
de quien nació de espaldas a la suerte,
pero hoy de cara ve venir la muerte
y tira con dolor de sus melenas.
Porque muy cruel resultan las condenas
para quien pareciendo sano y fuerte,
del planeta habitado no deserte
sin destrozar de rabia sus cadenas.
Porque siendo testigo sordo y mudo
la sangre corre siempre inadvertida
como cualquier milagro inexplicable,
hasta el extremo que soñando sudo
al ver que poco estimo yo la vida
si a menudo me hirieran con el sable.
Luis Pérez.-
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