Para escribirle al silencio
con los ojos bien cerrados
necesito oír mis cuitas
hincado o tal vez tendido,
las voces del abandono
y mis penas ya marchitas.
El silencio vive solo
con sus voces sin espigas,
es farol de las esquinas
y además muy apagado,
o una lejana mirada
de un herido desolado.
Escibirle hoy al silencio
es luchar en el hastío
con espinas, sin el trigo,
es la mano yerta y fría
es horizonte en la nada
y un desdén en la porfía.
Como los pinos del alba,
de los montes del destino...
una pasión sin mirada
de la novia del camino
como una cárcel sin rejas
de la condena incierta
o la montaña muy plana,
una guitarra callada.
Y siempre se escribe solo
con la tinta ensimismada,
es un ladrido en la puerta
o es un clamor con desdoro
una furtiva hondonada,
es una huella intranquila
y una pedrada en el alma.
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