Si no descanso en perseguir el cielo
en el diario viajar del día a día,
hasta me puede parecer manía
que sea duro conseguir consuelo.
Si camino mirando siempre al suelo
al escuchar mis pasos por la vía,
por querer disfrutar la fantasía
que supone iniciar mi mejor vuelo.
Puede que nunca pague un alto precio
por los viejos errores cometidos
porque no hayan servido para nada,
y aunque tal vez merezca gran desprecio
no acepto que castiguen mis descuidos
de forma cruel y a veces despiadada.
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