Ya nada puedo razonar en serio
si en mi mente perdura el cachondeo,
y si nadie remedia el bombardeo
claro está que no mudo de criterio.
No pretendo vivir en cautiverio
despotricando todo lo que veo,
porque nada se ajuste a mi tebeo
tratando de imponer mi magisterio.
Como la mayoría de viajantes,
también anhelo regresar a casa
con la mochila llena de regalos,
que si acaso no fueran abundantes
bueno es sentirse cerca de la brasa
a curarse de tantos varapalos.
|