Si estando más allá de las rutinas
tuviera que cargar con mis complejos,
ya quisiera tirar de mis pellejos
sin que le hurte a nadie sus propinas.
Pues me gusta observar a las gallinas,
como disparan sin pudor sus tejos
a los gallos que cantan a lo lejos
sus mejores y bellas sonatinas.
Porque al considerar bastante sano
quitarle dramatismo a la existencia,
con humor me planteo muchas cosas:
como andar por la vida más liviano
consciente de mi insólita impotencia
largando con mis letras más jocosas.
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