Si nadie nos enseña
afrontar los problemas de la vida,
fácil, pronto el verdugo nos lo impida,
dándonos en secreto, demonios, mucha leña.
Pues casi nunca habrá circunstancia pequeña
exenta de placer,, por dolorida,
por la cual se nos cierre la salida
si la pasión se empeña.
Pues revolucionaria ya resulta
la buena educación que recibe la gente,
muchas veces a espaldas del gobierno,
quien con bastante celo siempre que pueda oculta,
bajo llave de forma diferente,
al vulgo simple y llano las llamas del infierno.
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