No sé si mis instintos más primarios
borrados estarán por la cultura,
una vez satisfecha la factura
de sus placeres más estrafalarios.
Será que siendo muchos necesarios
ocultarlos pretendo con premura,
por si acaso me diera la locura
y observarlos pudieran de ordinarios.
Porque como un salvaje reacciono
si algún cafre me pincha de repente
que con uñas y dientes me defiendo,
tanto que hasta la voz cambio de tono
llegando a parecer indiferente
que el alma incluso al diablo vendo.
|