Si persigo las cosas más sencillas
tratando de vivir tranquilamente,
y respeto el vaivén de la corriente,
ya lo creo que avalo muchas millas.
Porque bien que se graban las costillas
con los problemas crueles del presente,
machacando sin tregua nuestra mente
hasta inflar el color de las mejillas.
Y bien que ya se pagan los excesos
cuando el cuerpo refresca la memoria
haciéndose el valiente por la vida,
que ni le bastarán aciagos besos
para poder recuperar la gloria
aunque el mismo demonio se lo impida.
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