No intentes acercarte que mi acero te aguarda
es mejor que huyas para que puedas ver el día
porque la muerte quema en el filo de mi espada
desgarrando la carne te arrancaré las entrañas.
Bestia de las mil cabezas y fuego en la mirada
no podrás vencer al guerrero que hoy enfrentas
yo tengo las armas que forjé por tantos años
mi escudo es el que tiene el símbolo sagrado
jamás herido, triunfante siempre, nunca derrotado.
Vete de una vez al reino del vicio y del pecado
es allí donde tus fieles te rinden pleitesía
entre gritos de placer, beben todos tu veneno
sin saber que en cada sorbo se les va la vida
ciegos, porque sus almas ya sin luz han muerto.
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