Lamerme no me gusta las heridas
y mucho menos hoy después de viejo,
puesto que ya arrugándose el pellejo
para mí aquí no existen salvavidas.
Quizás me queden múltiples salidas
de las cuales por torpe igual me alejo,
pero como me tira el barbuquejo
sin pensármelo huyo de las bridas.
Será por eso que sin fe camino
desgraciado y a solas por el mundo
sin recibir del redentor ayuda,
tanto que por un gesto pierdo el tino,
aunque por falta de pasión me hundo
viendo quizás que el alma se desnuda.
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