Soledad que acompañas mi camino,
no rehuyas de frente la mirada,
si voy con la barriga tan cascada
fiel a la sin razón de mi destino.
No desesperes con tesón mi sino
si a menudo visito tu morada,
a refugiar mi mente en tu almohada
tal que huya del diente de un felino.
Con miedo se conducen hoy mis pasos
temerosos con rabia e inseguros.
Y quizás nadie niegue mis razones
teniendo en cuenta los continuos casos
en los cuales saltar los altos muros
destroza las mejores ilusiones.
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