Propias son la bondad y la alegría,
esa paz interior que me sosiega,
que en vez de suponerme cualquier pega
me abren a diario metas día a día.
Quizás pueda sonar a fantasía
para quien logre ser un estratega,
pero yo me conformo con la entrega
que así anima mis pasos todavía.
Con su brillo me acuesto cada noche
y con tesón alabo su figura
si así me ayuda a conciliar el sueño.
Y como no resulta un gran derroche
el conducir la vida con soltura
es agradable ser su mejor dueño.
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