Si las tragedias barren el planeta
cada vez con mayor perseverancia,
duro es reconocer que la arrogancia
nos confiará temprano su receta.
Porque lejos fijamos hoy la meta
negándole al presente relevancia,
quizás viendo el peligro en la distancia
llevamos descargada la escopeta.
Quien no viva en alerta permanente
se pasará de rosca agradeciendo
que nada se le mueva ante los ojos,
mientras confiado vaya de repente
alegre por el mundo prometiendo
las azucenas con los muelles flojos.-
|