Cuando el amor posee la valía
que al alma tantos costes le produce,
mostrando esa nobleza que le induce
con frecuencia a buscar su fantasía,
ninguna pega debe haber hoy día
para ver que su magia aún reluce,
tanto como la sangre nos conduce
a buen seguro toda su energía.
No existe cielo ni alegría sana
que se conserve lúcida y bien fuerte
para todos los hombres de la tierra,
puesto que a muchos no les da la gana
aflojar la presión ante la muerte
aunque acudir acudan a la guerra.-
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