Luna y cielo tenía mi angosta calle
del tiempo riguroso del pasado
y en ese caminar acompasado
de un nuevo amanecer
deduje las penumbras de mi valle.
De un valle caluroso y emotivo
de hermosos flamboyanes caprichosos
y muy serenos sauces sentenciosos
de desmayadas hojas
y nimbado verdor muy fugitivo.
Luna y cielo tenían las mil riveras
en sus noches bañadas de ilusiones
y a manera de sexis emociones
las lindas hembras
cimbraban en los aires sus caderas.
Y cuanta nitidez de aquel soñado
ayer, que ilusionó tantos antojos,
dejando para mí suaves manojos
del brillo de la luna
y un toque señorial sofisticado.
Qué suave luna y qué limpio cielo,
como si fuesen hoy mi fe rendida
y un requiebro de amor, de dulce vida,
la nota del silencio
y de la castidad… el limpio velo.
La luna hoy será mi buena amiga
y el cielo brillará en amplios lagos,
el paso de los años, mis testigos,
el tiempo de mi sueño
una celeste luz que me bendiga.
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