Nadie que haya educado bien un hijo
puede dudar siquiera ni un momento,
que el amor se convierta en un tormento
mientras no le descubran su entresijo.
Ni yo a solas conozco cuando elijo
si seré lo mejor del firmamento,
al ser presa propicia y sin aliento
cuando sin corazón me desvalijo.
Pues queriendo alejar de mi cabeza
los problemas que a diario me salpican
bien que obtengo mis propias conclusiones,
dotadas de una rica fortaleza
por lo que andar a gusto significan
sin que nadie me pise los talones.-
|