De un lado de la cara pintoles ambos ojos
y orejas triangulares y bocas al ocaso.
Y fue sabor de rosa su línea fresca y pura
de estilos bien ceñidos y tonos obstinados.
Con suave colorido narices casi rotas,
las manos muy crispadas... las formas de Picasso.
Pintó la cruel Guernica, desnudos y hojas verdes,
muchacho con su pipa y azules arlequines.
Plasmó al viejo circo, al bueno del Quijote,
las líneas más dolientes y el toque de su trazo.
Con gran destreza diole las formas al cubismo
en planos clasicistas de aquella nueva etapa.
Y fue de fiel pupila su claro expresionismo
en curvas y en elipses candentes como llamas.
En fuertes dimensiones de todos sus procesos
puliendo los ambientes mundanos de una flama.
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