Poco me atrevo a parecer dolido
para sentirme objeto del perdón,
siendo tan aburrida la adición
que apenas si me doy por aludido.
Pues ya tendría que vivir jodido
para considerar de corazón,
que aún ni malogrando la razón
me daré a la primera por vencido.
Tanto me cuesta mendigar consuelo
que rara vez me atrevo a practicarlo,
porque un muro me encuentro aquí de frente
al sentirme sin fuerzas por el suelo,
incapaz de volver a rechazarlo
si un mecenas me encuentro de repente.
|