Un ojo previsor en estos días
puede valer por dos, feliz invento,
aunque importe a los jueces un pimiento
el zanjar de raíz las tropelías.
Involucrar al rey anomalías
nos es cosa que digamos hoy un cuento,
quizás si no lo digo me reviento,
hastiado por las falsas ironías.
Fácilmente el cuñado se ha pasado
pretendiendo valer sus relaciones
allá donde metiera las narices,
pues pescó sin anzuelo su pescado
engañando de paso hasta el botones
con tal de no dejar ni cicatrices.
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