Nunca podré evitar que tus palabras
de gozo no sorprendan mis oídos,
al seguir de verdad agradecidos
viendo que tu futuro siempre labras.
Igual tus pensamientos descalabras,
los que tienen mis poros bien tupidos
que ni siquiera escucho los zumbidos
de quienes te acompañan como cabras.
Y a solas hoy mi soledad defiendo
como mi más segura medicina
ante los quebraderos de cabeza,
de los que al fin a mi pesar dependo
aunque mucho me escueza la retina
al dejarme llevar por la pereza.
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